a pesar del barro y la cal
los besugos de ojos claros
encubren mucho mal.
Caras sin dientes
ácidas risas perrunas
sed de muertos vivientes
en bares de aceituna.
Sus cursis excursiones
con caras de beato
por gimnasias literarias
con uñas de gato.
Cuando más lames y relames
la teta de convulsa carne
sacarás en vez de leche
variolosa pus y sangre.
Dado que el que come carne
ha de roer el hueso
pido con resignación
que hasta el freír de los huevos
yendo Dios y viniendo días,
tal y como es obligado,
dejen de hacer el vago.
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