Si acaso nos volvieran
el cráneo del revés,
pensaríamos con el pelo
pero veríamos directamente,
sin ojos intermediarios
los impulsos electromagnéticos,
sin hervir, de cruda realidad.
Comeríamos lo justo y no más,
pues la boca saciada se cegaría,
y respiraríamos aire interior.
Beberíamos sin sorber y comeríamos
sin masticar y sin odio.
Pero sobre todo pensaríamos
con la boca, los ojos y las narices
todo con la verdad por delante,
sería innecesario decirlo,
ya que con una leve radiación,
de corto alcance, mejoraría
nuestra relación y cercanía,
no nos alcanzarían los exabruptos,
ni los gritos e histerias colectivas.
ni los mensajes publicitarios
ni los de la hacienda pública.
.
Así que, según estos versos libres,
sería bueno darle a vuelta a la pelota
de cuero que llamamos cabeza
y al mundo en general o, al menos, a mí.
el cráneo del revés,
pensaríamos con el pelo
pero veríamos directamente,
sin ojos intermediarios
los impulsos electromagnéticos,
sin hervir, de cruda realidad.
Comeríamos lo justo y no más,
pues la boca saciada se cegaría,
y respiraríamos aire interior.
Beberíamos sin sorber y comeríamos
sin masticar y sin odio.
Pero sobre todo pensaríamos
con la boca, los ojos y las narices
todo con la verdad por delante,
sería innecesario decirlo,
ya que con una leve radiación,
de corto alcance, mejoraría
nuestra relación y cercanía,
no nos alcanzarían los exabruptos,
ni los gritos e histerias colectivas.
ni los mensajes publicitarios
ni los de la hacienda pública.
.
Así que, según estos versos libres,
sería bueno darle a vuelta a la pelota
de cuero que llamamos cabeza
y al mundo en general o, al menos, a mí.
.
© Guillermo Escribano
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