miércoles, 3 de febrero de 2010

Condolencia


El mensaje llegó a mi bandeja de entrada, ya casi saturada, mientras la congoja de su pérdida y la lucha contra la lluvia de mis ojos, me oprimía la garganta hasta provocar un dolor imposible de paliar. Cuatro letras: S.T.T.L., el mensaje era de mi hijo. ¿Dónde había leído yo eso? —pensé, y entré en indagatorias inútiles, me perdí. Se lo enseñé a mi hija. Se habrá equivocado, —me dijo. Me quedé allí con la mirada perdida frente a la sepultura romana del siglo II: “Hic sitius est, Sit tibi terra leuis” , decía el mármol.

Hans Holb
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