martes, 10 de febrero de 2009

El ultimo trozo

Contaba el hijo:
el último trozo de mi padre
se acaba luchando
como se despiden los valerosos
y los amargos despojos de luz
antes del ocaso que tú oteabas con respeto
no se quién te puso a escrudiñarnos,
pero adornabas mi áurea gris tan ricamente
allí, estando.

Exhalaba su padre:
hace calor aquí dentro, miserable
sudario que tapas llagas inconfesables
ese tenue rumor de desconocidos
pésames e incólumes, y yo impávido
todas las señales sobreponiéndose
a un ruido de fondo mejorado
límpido, escueto y luminoso
aquí, estando

Y siguió el hijo:
creo que te amo por definición
mientras replanteo mi destino,
y veo entre la espesura de tu jardín
los pasos indecisos, las patadas nerviosas
a los arbustos de sombras oscuras,
pero no me amedrentas, tú Muerte
se que disfrazas tu ansiedad escondida
allí, estando

El padre:
y ahora, huérfano total
saciadas mis hambres antiguas,
no me queda más remedio que volver
entre estornudos de momias beodas
y decírtelo bajo, muy bajo
creo que mi cuerpo no merece tu mirada
ni mi alma más religión,
aquí estando.

Cierra el hijo el sordo diálogo:
esto se lo he dicho a mi móvil,
porque estabas en un túnel
ya no tenías cobertura.
y salió del velatorio.

No hay comentarios: