martes, 1 de mayo de 2012

Sin título


Como el perro que ladra sin convicción
Profundo y seco, por cumplir un deber
como las nubes narcolépticas de Lisboa.

La triste sopa caída al sorber,
la cuchara temblorosa que escora,
y derivando se pierde lejos de la boca.

Esa boca ladró como perra rabiosa.
Ahora, ahí perdida, tose ciega,
babea su irredento desafío a todo.

Como las nubes, como el viejo can,
esperando soñoliento el fin.
Ahora solo le interesa saber
qué coño hay luego.  

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