Como el
perro que ladra sin convicción
Profundo y
seco, por cumplir un deber
como las nubes
narcolépticas de Lisboa.
La triste sopa
caída al sorber,
la cuchara
temblorosa que escora,
y derivando se
pierde lejos de la boca.
Esa boca ladró
como perra rabiosa.
Ahora, ahí perdida,
tose ciega,
babea su irredento
desafío a todo.
Como las
nubes, como el viejo can,
esperando soñoliento
el fin.
Ahora solo
le interesa saber
qué coño hay
luego.
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